Es un hijo del memorable olivo de la colegiata de Santa María, pie multisecular de porte asombroso que desapareció a principios del siglo XIX. El árbol fue cortado con motivo de la construcción de la nueva iglesia y a él se debe el hecho de llamar a Vigo Ciudad Olívica y a las viguesas y vigueses hijos de la oliva. Un vigués ilustre, Cayetano Parada y Pérez de Limia, separó una rama del árbol progenitor y la plantó en su huerta familiar. Consiguió un hijo legítimo que, por deseo expreso de sus descendientes, pasó posteriormente al lugar que ocupa.
Entorno
El paseo de Alfonso XII está en pleno núcleo urbano. Es una vía de gran tránsito rodado y peatonal, aspectos que potencian la celebridad del histórico individuo, aunque preocupan la contaminación ambiental y el pavimento enlosado. El olivo está rodeado por una verja metálica de ornato y protección, adornada con cuatro escudos de la ciudad y una placa conmemorativa.
