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La muestra sobre las mujeres represaliadas de la provincia finaliza su itinerancia en el Pazo provincial

"Rexas. Mulleres bajo o terror franquista", que estuvo en cuatro comarcas de la provincia, ya puede visitarse en el hall de la Diputación hasta el 10 de diciembre


09 noviembre 2017
Exposición Rexas

"Rexas. Mulleres baixo o terror franquista" finaliza su itinerario por la provincia en el Pazo provincial, en un acto de inauguración que incluyó un coloquio con dos familiares de las víctimas homenajeadas en la muestra. La Pontevedra de esta exposición, que le ponen rostro y nombre a 172 mujeres que fueron perseguidas, asesinadas, encarceladas y que, además, por motivo de su condición de mujeres, fueron objeto de vejaciones de corte sexista, se incluye en la semana de actos institucionales de Reparación de la Memoria Histórica que organiza la Diputación. Este acto estuvo encabezado por el diputado de Cultura y Lengua, Xosé Leal, y contó con la participación de la escritora y comisaria de la muestra, Montse Fajardo, y de dos familiares de las víctimas, Margarita Caballero Calleja y Tareixa Carro Sobral.

Xosé Leal volvió a insistir en "la necesidad de nombrar y reconocer a todas las mujeres que padecieron las consecuencias del golpe fascista, tanto las que perdieron la vida como las que, a pesar de quedar vivas, quedaron marcadas y señaladas socialmente y con ellas, sus hijos y sus hijas". El diputado también aprovechó destacar y poner en valor "el trabajo de los colectivos, personas e instituciones que trabajan por la recuperación de la Memoria" y añadió que "es un trabajo que sigue siendo muy necesario y en el que debemos participar activamente las administraciones". El diputado nacionalista anunció que esta muestra, que en este año ya recorrió cuatro comarcas, tendrá continuidad en el próximo año debido al gran interés que despertó entre el tejido asociativo y en los ayuntamientos de la provincia.

La comisaria de la exposición, Montse Fajardo explicó la tipología de represión sufrida por las mujeres señalando que "fueron asesinadas, exiliadas, depuradas, vejadas, y fueron víctimas de las mismas tipologías de represión que los hombres pero además sufrieron una violencia con claros tintes sexistas y fueron rapadas, tatuadas y agredidas sexualmente". La comisaria explicó que "la represión tenía aún un componente más en el caso femenino, no sólo sufrieron represión por sus implicaciones políticas o sindicales, sino también por estar emparentadas con hombres perseguidos". También reivindicó el papel de las mujeres "que quedaron solas, marcadas como rojas, mientras sus hombres fueron asesinados o permanecían en la cárcel".

Coloquio

Montse Fajardo explicó que "seguir en la lucha por la verdad fue el motor para organizar el coloquio de esta tarde". Para esto la comisaria y escritora estuvo acompañada por dos mujeres de familias homenajeadas en la muestra: Margarita Caballero Calleja y Tareixa Carro Sobral

Margarita Caballero Calleja contaba 12 años cuando tuvo lugar el golpe fascista. Ella fue la encargada de contar su historia familiar. Su padre, Mauro Caballero, era socialista y estuvo escondido durante años en un hueco de la cocina de su casa en pleno centro de Pontevedra. Su madre, Petra Calleja, forma parte del panel que la muestra dedica a las solidarias por acoger y criar como una hija más a Manolita Gómez Lodeiro, huérfana de Elvira Lodeiro, una de las dos pontevedresas fusiladas en diciembre de 1936. Margarita relató en el Salón de Plenos de la Diputación su paso por la escuela republicana, sus recuerdos sobre el golpe, de cómo hizo de correo de su padre escondido llevando notas a otros republicanos de la ciudad y como vivió el exilio de sus hermanos, también perseguidos por sus ideas.

Tareixa Carro es bisneta de Hermosinda Lamoso, vecina de Vilaboa cuya imagen forma parte del panel de Supervivientes. Fue la encargada de explicar como Hermosinda sacó adelante a la familia después de que su hombre, el vecino de Salcedo, Abelardo Sobral, fuera asesinado por los fascistas. Explicó que ni siquiera pudo declararse viuda pues su cuerpo nunca apareció, y que según la memoria oral fue arrojado a la ría. Tareixa, que forma parte de la directiva de la asociación de memoria "A Regaduxa" de Vilaboa, habló de cómo se transmitió lo acontecido en su familia y de la importancia de que las generaciones de nietas y bisnetas se involucren con la recuperación de la memoria.

Mujeres represaliadas en la comarca de Pontevedra

La comarca de Pontevedra es una de las más representativas de la muestra puesto que hay mujeres de esta zona en cada tipología de represión registradas en la muestra. A este respeto, la comisaria aseguró que "un recorrido por las imágenes relacionadas sólo con la ciudad bastaría para conocer las distintas formas de padecimiento que la irrupción del fascismo provocó en las mujeres, no sólo en las ideológicamente comprometidas sino en todas por el mero hecho de serlo".

Así, Rexas recoge la historia de Elvira Lodeiro y Consuelo Acuña, fusiladas en diciembre de 1936 tras ser detenidas por esconder huidos en Salcedo. Incluye también ejemplos de mujeres detenidas como Josefina Arruti, que sin militar políticamente fue apresada por ser la esposa del primer alcalde republicano de la ciudad, Bibiano Fernández Osorio Tafall. Arruti es una mujer muy significativa en la ciudad, que cuenta con una calle con su nombre. Junto a ella aparecen en Rexas otras mujeres llevadas al cuartel tras ser acusadas de dar cobijo a forajidos como la vecina de A Seca, Eusebia Durán Lusquiños, o la de Lérez, Custodia Gama. La imagen de esta última forma parte del panel dedicado a las rapadas, pues durante su encierro fue sometida a esta y otras vejaciones –como obligarla a barrer las calles de la ciudad con un cartel que ponía ‘comunista' colgado del pecho y a las espaldas– para intentar sin éxito que descubriera el paradero de sus hermanos, destacados líderes comunistas. Estrella Portela o Camila Pintos, vecinas de Salcedo son otras de las pontevedresas recogidas en este panel, que también incluye una histórica foto de otra vecina del municipio, Encarna Silva, retratada con los rastros del rape aún visibles en su cabeza –esta foto fue cedida por el programa municipal "A memoria das mulleres", que colaboró de manera importantísima con la muestra–.

También forma parte de Rexas otra emblemática foto: la de la vecina de Lérez, Mercedes Magdalena, posando con sus dos hijas y su niño antes de marchar al exilio, huyendo de la barbarie que ya le costara la vida a su hermano Juan. En el apartado del exilio hay otros nombres conocidos en la ciudad como el de Adelina Gama, quien tras huir del país para evitar la represión pasó dos años ingresada en un sanatorio mental de Buenos Aires. Y de Pontevedra es también Estrella Pintos, que aparece en Rexas tras ser detenida y torturada delante de su marido, Manuel Méndez, hasta hacerla perder la criatura que esperaba. Tenía ya dos hijas con él, que fue asesinado con saña no apareciendo nunca su cuerpo.

Pero Pontevedra no está sólo presente en los nombres, sino también en los lugares. La muestra se hace eco de la conversión de la Escuela Normal en cárcel tras el triunfo del fascismo y tiene un panel dedicado a las maestras "depuradas", con nombres tan conocidos en la ciudad como Ernestina Otero, Dolores Cea o Tucha y Fina Dios, todas ellas maestras alejadas de su empleo por su apoyo a los valores de la República.

Otra emblemática imagen cedida a Rexas por el programa municipal es la de Cinta Rey abrazada al pino de A Caeira donde el 12 de noviembre fue asesinado su hijo, el líder galleguista Víctor Casas. La foto forma parte del panel final de la muestra, dedicado a la resistencia de las mujeres que, a pesar de lo sufrido, fueron quien de mantener la memoria del verdadero relato de lo que pasó, en lucha contra el discurso imperante en el franquismo.

La historia de 172 mujeres

En total, la exposición cuenta las historias de 172 mujeres, algunas de ellas hechas públicas por primera vez, a través de 78 fotografías. Está dividida en tres bloques, siendo el primero el de la contextualización histórica, que cuenta que el golpe de estado supuso una quiebra de los derechos de la República tanto en lo relativo a las clases como desde el punto de vista de las mujeres, que después pasaron a ser tuteladas por varón, iglesia o la sección femenina.

La segunda parte de la exposición, la más larga, analiza las diferentes tipologías de represión y muestra que, a pesar de que las cifras muestran que los hombres son mayoría en los listados de víctimas, las mujeres no sólo padecieron las mismas tipologías de represión que ellos, sino que además fueron objeto de vejaciones de corte sexista aplicadas no sólo a aquellas ciudadanas significadas política o sindicalmente, sino también a los familiares de hombres perseguidos: fueron rapadas, agredidas sexualmente, tatuadas, arrastradas con cuerdas u obligadas a bailar desnudas delante de la gente.

Finalmente, la tercera y última parte de la muestra se dedica a reconocer la labor solidaria y resistente de las mujeres, su apoyo imprescindible a la guerrilla, a los huidos, a la gente presa y a sus familias, a las viudas y criaturas huérfanas, así como su protagonismo en la transmisión de la memoria.